Los ríos, las montañas, los océanos y el cielo, existían antes de que nos formáramos como “Naciones”.
Antes de que creyéramos en un único Dios (monoteísmo) éramos panteístas, es decir; adorábamos a la Naturaleza.
Hoy el problema global es la polución del agua, tierra, aire y fuego; elementos que fluyen sobre la tensa geografía política de los estados – naciones, y cuya visión, está más dedicada a resolver los problemas de su localidad que a entender que el problema del agua, del aire, y su producción, es tan global y cósmica que tenemos que unirnos en un proyecto de colaboración a escala global, que genere una lealtad básica a la naturaleza, sino nos extinguiremos.