Los ecuatorianos, en general, y los intelectuales en particular, algunos nacidos para agachar la cabeza, pero otros irreverentes al sometimiento circunstancial,
pasaron del mutismo a una convergencia, y con hacer una raya con pluma; borraron del mapa a lo que hoy podríamos llamar el peor azote del Siglo XXI.
Con este cambio retornaron los valores morales, así como la reconstrucción firme de un país devastado.
Estos hechos permitirán edificar un Ecuador de dieciocho millones de habitantes con el mensaje que el sometimiento es solo ante Dios, y en la Tierra; ante las normas jurídicas y sociales.
El Presidente electo, Guillermo Lasso, en sus encuentros con el pueblo ecuatoriano, dijo que las únicas funciones del Estado son tres: Ejecutiva, Legislativa y Judicial. Lo demás, son radicalismos absurdos.

Las demás instituciones fueron creadas con la Constitución del 2008 para satisfacer antojos del dictador, por lo tanto; deben ser declaradas sin ningún valor y eliminadas.
Por todo lo expresado, Sr. Presidente, es una condición SINE QUA NON,
afianzándose con la fuerza constituyente para actuar urgente por una nueva Constitución.
Los ecuatorianos le tomaron su palabra Sr. Presidente, cuando dijo: “A lo largo de mí vida he aceptado más desafíos de los que he declinado”.
Pues de otra suerte, comenzar a parchar la Constitución vigente, tendría como resultado regresar de a poco a lo mismo, por lo que solo si convoca a una constituyente cumpliría con su “palabra de gallero”.
Antonio Lima – Corresponsal en Durán.