La participación de las mujeres en la política estuvo siempre marcada por el machismo y la exclusión del género femenino en los diferentes ámbitos sociales, la historia nos revela que fueron los hombres los primeros que obtuvieron el derecho al voto desde el año 1830 y luego las mujeres, garantizado por la Constitución de 1929, convirtiendo al Ecuador en el primer país de América Latina en dar a las mujeres el derecho al voto, fue Matilde Hidalgo Navarro, médica, poetisa y activista femenina, quien solicita votar en las elecciones legislativas del año 1924.
El derecho a la participación política ha generado cambios positivos en la sociedad, en el caso de las mujeres, el libre ejercicio de ser elegidas y elegir libremente a los gobernantes del país ha impulsado a través de sus acciones el empoderamiento femenino y un estado más democrático. Las mujeres además de ser el eje central de la justicia en el Ecuador, su presencia en puestos de liderazgos motiva a otras mujeres a desempeñar esas funciones y promueve la igualdad de género.

Según datos del Consejo Nacional Electoral (CNE), en estas últimas elecciones el poder legislativo quedó representado por 52 mujeres, que representan el 38% de los 137 curules, no cabe duda que su liderazgo en la política y en los diferentes ámbitos sociales demuestra su capacidad como agentes de cambios, impulsando mejores oportunidades de vida para de sus familias y de la sociedad en general.
La participación equitativa de hombres y mujeres genera una vida libre de violencia, de oportunidades, una educación no discriminatoria que promueve la equidad de género, impulsa el crecimiento del país en todos sus ámbitos; económico, social, intelectual, artístico cultural entre otros, pues serán las futuras generaciones quienes se beneficiarán de vivir en una sociedad más habitable.
Gabriela Solís – Corresponsal en Galápagos.