
Una de las taras que ha impedido el desarrollo a Naciones Populistas como el Ecuador, es que se ha construido y constituido alrededor del mito de poseer una “riqueza sobrenatural” y unas potencialidades sobrehumanas.
Esta sobre – idealización generada y mercadeada por la visión de políticos e intelectuales criollos, lo único que ha creado son conjeturas peligrosas sobre la realidad de la riqueza Nacional.
Estas idealizaciones que han forjado nuestra ecuatorianidad, no solo que son desproporcionadas sino prosaicas, al igual que espiritualmente e intelectualmente poco digeribles, lo que ha impedido que como Sociedad y cultura, demos pasos acertados desde la fase mítica propia del Romanticismo del XIX, hacia un Nuevo Orden, donde la razón, la tecnología; nos ubiquen en el respectivo tiempo – presente.
La forma como reafirmamos día a día al hablar de nuestras virtudes y de nuestras inconmensurables riquezas, solo ha servido como una especie de “dopamina”, para seguir creyendo que somos ricos, únicos y necesarios; sin darnos cuenta que el vagón de la prosperidad civilizatoria del Siglo XXI ha pasado varias veces delante de nuestras narices.
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