¿Son realmente los Medios de Comunicación imparciales?
La imparcialidad es el escalón más alto de la comunicación, pero la realidad, es que es casi imposible lograr esa altura, ya que el ser humano es un ser culturalmente fragmentado y ve la realidad desde su único y propio ángulo de vista, por lo tanto, esa variable se transforma en la limitante consustancial a su quehacer.
Por ello, solo alcanza el ser humano a ver un pedacito de la realidad, aunque tome mucha distancia no logrará ver la absoluta verdad. Lo importante, es la sinceridad con que se expresa el punto de vista del interés humano; que es la razón de comunicar sin escándalos ni melodramas. Es no meter al sujeto-ciudadano en el terreno pantanoso, sino ayudarlo a pisar firme. Por eso, la autocrítica y la crítica ajena son fundamentales para que estas visiones personales del Comunicador o de los propietarios de los Medios de Comunicación, sean estos privados o estatales, no caigan entre visiones absolutistas, porque estos absolutismos se convierten en trancas sonsas para la libertad de expresión.
La Prensa debe ser censurada por los ciudadanos, jamás por el Estado, que siempre parapeta sus propios intereses.
Los Medios de Comunicación y los Comunicadores deben ser más juiciosos y autocríticos para no abollar con absolutismos la integridad de la democracia. Eso sí, los Medios y los Comunicadores Sociales tienen la obligación de exponer su punto de vista sobre los intereses públicos, dando espacio a otras opiniones, pero sobre todo; haciéndose responsable penalmente y civilmente, de lo por ellos dicho,
de lo contrario, no faltarán totalitaristas que consideren que ellos tienen derecho de veto y corcho a todo, como Monarcas o Illuminatis.