
No es poca cosa pasar por la traumática experiencia y sobrevivir al COV, ya podríamos decir muchos, que somos sobrevivientes de una pandemia, pero esta vivencia tan bizarra y errática, al punto de dejarnos perplejos, sin palabras, para poder expresar lo vulnerable que somos, no puede quedar sin consecuencias a todo nivel.
Digo a todo nivel, porque nos deja una experiencia espiritual, humana, pero también me deja una profunda y gran pena de lo que puede llegar a producir lo más bajo de un ser humano. Cuando digo que me duele respirar, no es solo metafóricamente, es real el dolor que se experimenta para lograr tomar un poco de aire que apenas alcanza a ser un suspiro, es el mismo dolor que siento cuando manos criminales negocian con el poco oxígeno que un enfermo de COV logra alcanzar.
Ojalá alguno de esos criminales hubieran pasado por esto. Es por la propia experiencia, cuando podemos darnos cuenta lo vil e inhumanos que podrían ser aquellos que en los peores momentos robaron, negociaron, e hicieron escasear las medicinas tan ansiadas en la peor etapa de la pandemia .
Qué la avaricia y la ambición bañados de inmoralidad se sobrepongan a las vidas humanas, es lo más vil que podríamos ver en quien no se lo podría llamar un “ser humano”. Yo, debo agradecer que tuve todo un aparátaje que logro sacarme de la gravedad y superar este virus letal, pero también comprendo que no todos tenemos las mismas posibilidades y circunstancias, y es por ellos por quien estoy apelando, a la humanidad de aquellos que les roban una pequeña bocanada de aire.
Debo también reconocer a todo el equipo de médicos, enfermeras, ayudantes y personal en general de nuestro país, que valientemente se han enfrentado y se siguen enfrentando, incluso, con muchas bajas en sus filas de médicos y enfermeras, pero que aún siguen batallando con mística y espíritu de altruismo que caracteriza a la vocación médica. A ellos, les debemos todos; gratuidad y reconocimiento, pero para aquellos que se han beneficiado y enriquecido con el dolor del pueblo, solo tienen de su pueblo el rechazo y el repudio de todos .
Sí señores, aún me duele al respirar.
Voz Ciudadana:
Elena Sper / Psicoanalista
Fecha: 11/09/2020