El tercer mundo, convive entre el mito y la ansiedad; de ordenarse en una lógica productiva, más ignora que para llegar a construir una sociedad de bienestar requiere estar educado, saber administrar su identidad y su vida en libertad.
Ignorar estos procesos pedagógicos, deja al tercer mundo siglo tras siglo condensado en un mundo donde día a día se revive y aquilata el dogma y la mediocridad.
