
Terminó la primera vuelta electoral en medio de caos, acusaciones de fraude, mala organización, pérdidas de actas y triunfalismo anticipado de parte de los candidatos Lasso y Yaku, en una lucha por conseguir el segundo puesto y pasar a la segunda vuelta, con un conteo rápido bastante dudoso de donde nacen muchas interrogantes sobre los resultados.
Una vez más quedó comprobado que el CNE no es una institución que tenga la capacidad de administrar y organizar de manera adecuada las elecciones, donde sus principales organizadores que son los consejeros cada uno tiene una afinidad política, no pueden ser imparciales al momento de tomar decisiones.
Estando a dos semanas del día del sufragio que fue el 7 de febrero, donde supuestamente deberíamos tener los dos binomios para la segunda vuelta seguimos con denuncias en el proceso, con dudas graves a la transparencia electoral y desconfianza absoluta sobre sus consejeros.
Por el bien del país debe transparentarse todo el proceso y dar apertura total para receptar las quejas de todos los candidatos, solo así demostrará el CNE que es imparcial y que la ciudadanía puede volver a confiar en la institución.
Lo que sucede hoy, es consecuencia de malas decisiones de los consejeros, como proclamar resultados sin haber terminado el conteo, en manos de ellos queda el futuro del país y serán responsables de las consecuencias posteriores si no actúan bajo el marco de la ley y por el bien y tranquilidad del país.
Andrea Celeste León
Corresponsal en Pichincha