Nadar, es uno de los deportes más completos que existen debido al gran número de músculos que intervienen. Además, el medio acuático es ideal para mantener sano el sistema cardiovascular. En los niños, previene la obesidad.
La natación es un deporte muy enriquecedor, por lo que es importante para que los niños lo practiquen, además de las enseñanzas del propio deporte se enseñan una serie de valores que los niños captan muy pronto. Las actividades que se les plantea son recogidas con gran rapidez y llevadas a la práctica, lo que quiere decir que pueden mejorar su capacidad de comprensión.
Al tratarse de una disciplina deportiva muy técnica, la natación incrementa la flexibilidad, la coordinación y la agilidad. No debe olvidarse que la natación, como la mayoría de los deportes, favorece la socialización. En este caso, los niños adquieren nociones y capacidad de salvamento.
Las tres fases fundamentales por las que pasa todo niño para aprender a nadar son las siguientes:
1- Supervivencia: Se enseña a familiarizarse con el agua, a respirar y, más adelante, a flotar y la propulsión por el medio acuático.
2- Autonomía: Aquí se comienza a trabajar con desplazamientos, saltos y juegos en el agua. Lo ideal es ir practicando poco a poco hasta alcanzar las tres sesiones semanales de 45 minutos. El entrenamiento debe adaptarse siempre a la madurez física y psicológica de cada niño.
3- Técnica: Se empieza a practicar la natación como disciplina deportiva. Se enseñan los diferentes estilos y modalidades de competición. La intensidad de las sesiones debe ir aumentando de forma progresiva.
Los docentes de Educación Física y entrenadores tienen el trabajo de enseñar una serie de objetivos concretamente marcados. Esto implica que se debe de seguir una progresión para el trabajo de los contenidos que se desea trabajar.
Alfredo Rodríguez – Corresponsal en Guayaquil.
