Los asesinos del excandidato presidencial Fernando Villavicencio fueron jóvenes, entre ellos 3 chicos que habían llegado desde Colombia. Su gatillero fue Johan David Castillo, Alias Ito de 18 años.
El periodista colombiano, Juan Diego Quesada, en su artículo “Vida y Muerte de Ito, el Sicario que Cometió Magnicidio en Ecuador” nos lleva a mirar la otra cara de la moneda, mostrando la pobreza, exclusión y violencia en la que viven los niños reclutados como asesinos a sueldo en Colombia.

El reportaje fue cuestionado por unos como un romanticismo del asesinato, y por otros como una justificación a la violencia por ser pobres. En una entrevista en RTP (Radio Tropicana), Quesada destaca “Son críticas muy reduccionistas, muy simples, porque el periodismo es explicar y contar. Yo no he tratado de justificar el crimen, de estos chicos, he tratado de explicarlo, es como si cuando ocurrió el atentado de las Torres Gemelas no se pudiese indagar en la vida de Mohamed Atta, que había estudiado en la Universidad de Berlín. A mí, es una historia que realmente me interesa, quiero saber quiénes son y creo que el periodismo debe dedicarse a eso. Yo me imaginaba cuando lo escribí que este tipo de polémica se iba a suscitar porque siempre, sobretodo en redes sociales la gente reduce el argumento y trata de hacerte creer que aquí se romantiza a estos chicos. Yo creo que no, al menos yo he intentado que no sea así, ni se justifica con la pobreza, sino que uno de los factores de la vida, de ellos es la pobreza, la exclusión y la vida en un entorno absolutamente violento”.
En su investigación Quesada narra que los asesinos vivían en la periferia de la ciudad de Cali “Un sector donde históricamente han habido chicos que se han dedicado al sicariato desde muy niños, conocidos como niños sicarios, los reclutó Alias Ito, a los otros 2 chicos. Ito murió y los otros 2 están vivos y la policía cree que no era la primera vez que cometían un crimen, aunque no existe un registro”.
Según Quesada lo que motiva a los niños a incursionar en la delincuencia sería “La violencia y el sicariato es la salida sencilla, la fácil, te empodera más a esa edad agarrar un arma y ganarte una reputación de gánster que buscarte un trabajo limpiando o barriendo la calle, siendo mesero, este es el camino que te lleva a una vida excitante, peligrosa, y que te lleva a la muerte muy temprano porque la historia de estos chicos es matar pero hacerse matar también”.
Y cuando le preguntan cómo opera esta red, explica “Es bastante frecuente que estos sicarios viajen a países y cometan asesinatos. Ito y estos chicos están en contacto con redes criminales que se llaman oficinas, se llaman oficinas de cobro porque antiguamente hace años esas oficinas eran de prestamistas que dejaban dinero y después iban por las casas cobrando los intereses y de ahí esas oficinas fueron creciendo y se convirtieron en sindicatos del crimen. Cuando he hablado con policías de aquí creen, tal vez es una obviedad, que alguien del Ecuador, algún tipo de mafia contacto con estas oficinas y estas oficinas son las que a su vez hablan con estos chicos y las que preparan el asesinato. Porque si vemos los videos de ese día del crimen de Villavicencio, se ve que hay todo un operativo, está bien ejecutado”.
Un panorama al que no es ajeno Ecuador, pues según el Tcrnel. Roberto Santa María, jefe de policía del distrito Nueva Prosperina, este sector ubicado al noroeste de Guayaquil, es considerado el más peligroso del país, tan solo aquí las cifras ascienden a 462 muertes violentas.
En una entrevista en Radio Tropicana, Santa María aseveró que aunque existen varias economías criminales que operan en esta zona la más preocupante es la extorsión, “No solamente es ir y pedir una vacuna, es la ocupación territorial de un lugar…Es harta la marginalidad que existe en el lugar, son asentamientos irregulares donde muchas de las viviendas no tienen ningún tipo de legalidad y terminan haciendo una estructura delictiva apoderándose de esa área”.
De acuerdo a las investigaciones de la policía, en los hechos violentos también participan niños, “Cuando le matan a alguien, ocupan esas casas y ponen a un muchacho desde los 12 años, es miembro de esta banda y le dan un sinnúmero de oportunidades de trabajo, lo que hace que el menor deje de ir a la escuela, son 35 mil menores que han dejado de ir a la escuela”, acotó Santa María.
Santa María resalta que en el ministerio de educación existe una deserción escolar de 35 mil menores que en su mayoría se dedican al trabajo delictivo “se dedican a la extorsión, ellos son recolectores de dinero, porque no es para ellos la vacuna, es para toda una estructura, ellos recolectan el dinero, entregan y un porcentaje se queda con ellos de lo que lograron recabar, pero también avisan quienes no quieren pagar y para esto hay otra estructura que pone tacos de dinamita, que pasa disparando”.
El sicariato es una plaga que se propaga en toda América Latina y el mundo, apuntando a los sectores más vulnerables donde los menores se han convertido en un blanco fácil para las mafias.