Vivimos humanamente deshabitando lo cotidiano, glorificamos el trabajo y el consumo, dejando pendientes y olvidando respirar sin furia ni agitación.
La forma de vivir engloba en la mayor parte de las naciones “perder la conciencia”, para responder al Mercado (Consumo) y al Estado (pagar impuestos).
Con ello, se plantea el siguiente problema: ¿Cómo logramos otra interpretación del mundo si deshabitamos lo cotidiano; respirar, comer, amar, caminar?
El trabajo y el ocio, deben comenzar a armonizarse como moral universal, de lo contrario; el hombre sólo será una máquina biológica sin otro sentido que producir, deshabitando lo profundamente valioso: “Lo Cotidiano”.