El fascista del presente, no es aquel militarista ebrio de glorias,
no lo verás con símbolos de pureza racial,
ni llegará al poder por medio de contundentes golpes de Estado.
El fascista, no se escuda en alguna religión determinada,
podrá ser de Derecha o de Izquierda, por ende, es muy difícil identificarle,
los tiempos han cambiado, al igual que las formas,
y aunque la esencia de la búsqueda del poder por sobre todas las cosas
sigue siendo el mismo desde que la humanidad se expandió por el planeta.
Hay cosas que se han vuelto más sutiles y difíciles de identificar
y solo se develan los fascismos en su expresión más totalitaria
una vez que ya es demasiado tarde.
Hablan de la familia, hablan de la paz, hablan de igualdad,
de teorías sociales nuevas y de destruir un sistema para imponer otro.
Su lenguaje de aparente paz e inclusión social
será un manto que le cubrirá y una vez que llegue al poder
de un Estado sin norte y sin Instituciones sólidas se harán con el poder absoluto,
y solo nos daremos cuenta cuando naciones y sociedades enteras
ya se encuentren secuestradas.