Fiesta del Florecimiento:
El Pawkar Raymi es una ceremonia religiosa propia de las tradiciones indígenas de la Región Interandina. Sus preparativos inician en el mes de enero y su celebración se realiza el 21 de marzo. El objetivo es agradecer a la Pacha-Mama por el florecimiento de los campos y la abundancia de las cosechas.
Una de las razones por la cual se la denomina la Fiesta del Florecimiento, es porque se establece el inicio de la primavera dando como resultado el brote de todas las flores que habitan en los bosques y sus alrededores, aquí se resalta el empoderamiento de los cuatro elementos principales de la naturaleza que son el fuego, el agua, el aire y la tierra.
El ritual inicia con un baño de purificación, a continuación la ceremonia a la que asisten las acllas, músicos y miembros de las diversas comunidades, así como los yachak (curanderos, chamanes u hombres y mujeres de sabiduría). Los participantes se ubican representando los cuatro puntos cardinales en una figura tipo cruz llamada chacana, la cual está formada por flores, frutos, granos tiernos, es una fiesta alegre en la cual resaltan sus distintos colores; el amarillo representa la riqueza, el azul es espacio, el cosmos, el agua; el verde la naturaleza; y el rojo, la fortaleza. Como parte del ritual se procede a la entrega simbólica de la “experiencia” por parte de las personas mayores a los jóvenes de cada comunidad.

La gastronomía en la fiesta del Pawkar Raymi está representada por la sopa de granos tiernos o “fanesca”, comida originaria de los pueblos andinos. Al concluir la ceremonia, los priostes ofrecen el pinzhi o comida comunitaria, compuesta por papa, cuy, panes, queso, mote, habas, mellocos, choclos y bebida de chicha. Por último, los participantes vuelven a la comunidad en peregrinación.
Conocer sobre las tradiciones, permite afianzar la identidad y el valor cultural de los pueblos andinos, pero sobre todo; propicia que las nuevas generaciones fortalezcan sus raíces en un país biodiverso fomentando la inclusión, el respeto y la sana convivencia.
ALEXANDRA NARANJO GUFFANTI
CORRESPONSAL TUNGURAHUA