En la actualidad, según datos tomados de la OPS (2020), uno de cada cuatro adultos y tres de cada cuatro adolescentes en el mundo no siguen las recomendaciones dadas por la Organización Mundial de Salud para desempeñar actividad física, situación que preocupa ya que la inactividad de las personas impacta a los países a medida que estos se desarrollan. Esto se da por patrones que intervienen como: facilidad del transporte, tecnología y la urbanización. De ahí que empiezan a aparecer enfermedades como la diabetes, el cáncer, cardiopatías, accidentes cerebros vasculares, hipertensión, obesidad, etc., que representan una carga tremenda para el que la padece.
La actividad física se define como: Todo movimiento corporal producido por los músculos y que producen gasto de energía, por esto, las escuelas deben desarrollar planes de actividad y salud física desde temprana edad con el fin de alcanzar un desarrollo saludable para niños y adolescentes. Estas actividades deben desarrollarse de igual modo por los adultos con el fin de evitar caer en hábitos sedentarios y en los mayores para mantenerse activos, permitiéndoles alcanzar un envejecimiento saludable.
Respecto a salud mental, de un documento del INEC (2009) se encontró la siguiente definición: Es un estado de bienestar en el cual la persona vive consciente de sus propias capacidades, encara las dificultades diarias, es productivo en sus labores y no presenta trastornos mentales. Con referencia a lo manifestado y de acuerdo a primeros estudios relacionados a pobreza y salud mental, ambos términos se relacionan, ya que la pobreza puede deteriorar la salud mental por el estrés que produce la exclusión social, escaso acceso a servicios de salud, disminución de capital social e incremento de la violencia. De igual modo las enfermedades mentales pueden agravar la pobreza porque limitan la capacidad productiva del individuo.

Como solución a esta problemática se propone que en Ecuador se aplique una normativa, que se ajuste de manera adecuada a las diversas jurisdicciones y poblaciones. Para el logro de este objetivo se necesitan realizar alianzas, y del compromiso comunitario, con el fin de lograr una respuesta de la sociedad que ofrezca beneficios para la salud y para la economía.
Vale destacar que el aumento de la actividad física como un aumento en el caminar, ciclismo, deporte, etc., puede ayudar a alcanzar los Objetivos del Desarrollo Sostenible. Al respecto, la OPS recomienda las siguientes medidas:
A) Realizar campañas de comunicación de los beneficios que reportan la actividad física y la disminución de hábitos sedentarios.
B) Realizar campañas nacionales y de base comunitaria con el fin de mejorar la concientización, la comprensión y la valoración de los beneficios sociales, económicos y medioambientales que reporta la actividad física, en particular los desplazamientos a pie y en bicicleta.
C) Organizar actividades que faciliten el acceso gratuito a experiencias de actividad física social.
D) Fortalecer la formación de profesionales en el sector de la salud y la actividad física a fin de crear oportunidades integradoras y equitativas en favor de una sociedad activa.
Para finalizar, para el logro de estos fines, la sociedad en su conjunto debe apoyar el desarrollo de habilidades, competencias y capacidades de promoción mediante el desarrollo profesional en todos los sectores, a escala nacional y mundial, con el apoyo de orientaciones, herramientas y estrategias de promoción eficaces en materia de actividad física y eliminación de hábitos sedentarios.
Fabricio Freire Morán, corresponsal en Guayaquil