El hombre se ha convertido en el mayor depredador “sin sentido”, ya que lo gobierna el consumismo; que continúa desplazando al Gobierno de la sensatez.
Corregir esta alarmante imperfección requiere de un voluntarismo pro vida que sea capaz de reversar el orden establecido, y para lograrlo; hay que tener una voluntad sustantiva de que si dejamos que nos siga gobernando el consumismo en nombre de un Espejismo de Progreso desapareceremos como civilización.