El 70% de tráfico en el Internet es pornografía. Cuando en un medio tan poderoso no hay nada bueno que decir, se tiene un problema muy serio, no se trata de moralidad, o si eso está bien o mal, se trata de no dejar pasar la oportunidad de decir al mundo algo realmente significativo para la vida.
Cuando las personas cumplen 14-15 años su inteligencia es secuestrada por sus hormonas. El 95% de la energía humana se invierte en el sexo o el dinero, estos dos aspectos de la vida se tratan uno de la supervivencia y el otro en cierto aspecto de la fisiología. Esto se hizo tan grande porque alguien dijo que estas dos cosas están mal.
La mujer no es un objeto sexual y el hombre debe descubrir lo que cada mujer individual necesita. La sexualidad no está ocurriendo en el cuerpo sino en la mente, todo el tiempo. Si se le dice a la mente “eso es malo, no pienses en ello”, eso se volverá un trabajo de tiempo completo para ella. La gente que no entiende la naturaleza de la mente trajo la moralidad a la vida.
Hay muchas razones por las que una persona se involucra en las relaciones sexuales, para unos solo es placer, para otros es la forma de construir lazos, ¿se podría tener una relación sin estar involucrado físicamente de alguna manera?. La sociedad nos ha mentalizado que “si no hay sexualidad, no tienes una relación”. Las relaciones a base del cuerpo se han vuelto un problema, porque están identificados con su cuerpo.
La sexualidad es una forma de expresión de la energía, por lo que cada persona debe decidir cuánta de la energía y en qué dirección la quiere, se tiene una cantidad limitada de energía por lo que hay que optimizar su uso. La mayoría de la sexualidad ocurre por compulsión y es limitada por una excesiva identidad con el contacto físico.
Hay formas más intensas y elevadas de la sexualidad, pero por ahora el sexo es lo más alto que se conoce. La energía sexual al internalizarla activa la glándula pineal y todo se vuelve dulce y hermoso. Al activar la glándula pineal se encontrará el estasis, el cual es muy cercano de trascender lo físico, el resto de la fisiología se trata solo de supervivencia.
La pornografía daña la estructura cerebral, porque es una droga y hace que el cerebro libere dopamina, perdiendo la capacidad de gobernarse y convirtiéndose en adicto, queriendo cada vez más pornografía. Esto es un desperdicio enorme de energía.
Edison Suárez, corresponsal en Sucumbíos.