En estas últimas semanas de campaña electoral se ha escuchado mucho sobre “mejorar la educación”, pero ¿Qué ha pasado con el sistema educativo rural en los últimos años?
Entre el año 2011 y 2012 el Estado dispuso el cierre de varias instituciones educativas del sector rural y fusionando los jardines de infantes, las escuelas y los colegios para formar las Unidades Educativas. De la misma manera, el Estado realizó una inversión millonaria para la construcción de las Unidades Educativas del Milenio con costos que fueron desde los 2´715.826 (UEM Sumak Yachana Wasi en Imbabura) hasta por USD 12´018.186 (UEM Bernardo Valdivieso en Loja) ››Fuente: CPCCS Transitorio‹‹
Este cambio no logró superar la expectativa ni las necesidades del sector rural, y provocó una alta migración de los indígenas, familias completas debieron trasladarse a las cabeceras parroquiales, cantonales ya la ciudad, al alto valor económico que supone la educación de los hijos se debió sumar el coste del cambio de residencia.
Pocos son los estudiantes que por el cierre de la escuela del sector asisten al centro educativo de la comunidad aledaña, lo que deja entrever una subutilización de la nueva infraestructura educativa. La otra cara de la moneda son las niñas y niños que asisten a las escuelas distantes, ellos se muestran propensos a enfermedades, porque no consumen alimentos a tiempo, provocando un incremento en la desnutrición infantil.
Medidas paliativas se implementaron, como la entrega del desayuno escolar o la implementación de rutas de transporte, pero ninguna de estas han podido subsanar de fondo las necesidades socio educativas.

Este último año, en el cual la educación dio un giro de 360 grados debido a la Covid19 y la suspensión de clases presenciales, puso en manifiesto una nueva problemática, la falta de acceso a herramientas tecnológicas, así como la falta de conectividad en las zonas rurales, lo que ha provocado una alta deserción estudiantil y la necesidad urgente de habilitar aquellos espacios que se dejaron de usar hace casi diez años, para volver a albergar a los estudiantes que no pueden recibir clases on line.
El próximo Gobierno tiene la obligación de brindar soluciones de fondo, ya que la educación con calidad y calidez no solo debe ser un slogan, más aun si consideramos que el Estado debe garantizar el acceso a la educación como un derecho de los niños, niñas y adolescentes.
ALEXANDRA NARANJO
CORRESPONSAL TUNGURAHUA