Los puentes unen barrios, comunidades, cantones, provincias, países; los puentes unen pueblos.
Las provincias de Carchi e Imbabura, hasta hace poco estaban unidas por un solo puente, el emblemático “Lindo puente, el de Juncal”, tal como dice la canción inspirada en un hecho histórico vivido por el Ecuador, al retomar el camino de la democracia.
Con la restauración de la democracia, atrás quedaba un extenso periodo de dictadura que gobernó el país. Como todo cambio trae transformaciones, este traspaso no podía escapar a la regla, y así, para la mayoría del pueblo ecuatoriano llegó una era de esperanza, mientras que para algunos, en cambio, les debe haber cundido el desánimo por diferentes circunstancias, entre ellas; el fracaso de alguna ideología política.
En mayo del 2021, se da fin al régimen de ideología socialista y el triunfo fue de un corte democrático, conforme a la voluntad de la mayoría de ecuatorianos. El régimen que feneció duró más de una década y dejó como herencia una secuela de problemas graves (económicos y sociales) que afectan gravemente al pueblo ecuatoriano. Entre grandes deudas, altas tasas de desempleo, desnutrición infantil, desabastecimiento de medicinas en el sistema de salud público, crisis educativa y otros, lo que más impacto ha causado al país, es la polaridad entre los ecuatorianos; una desunión y odio visible, así como la grave crisis de seguridad desencadenada, inclusive, en masacres dentro del sistema carcelario.
Ante eventos de tan alto nivel crítico, el pueblo ecuatoriano se ha desbordado pidiendo al denominado “Gobierno del encuentro”, acciones concretas e inmediatas para ponerle freno a la inseguridad que amenaza la sana y pacífica convivencia ciudadana.
La tarea no es fácil, por supuesto, se necesita de voluntad política de parte del Gobierno y el contingente según corresponda de parte de la población. Ante la polarización ideológica, que tanto daño ha hecho al país, lo que cabe es el espíritu patriota para contribuir a la estabilidad democrática. Como ya es típico, siempre habrán opositores a un gobierno, tengan la razón o no, tengan propósitos en bien común o a su vez intereses particulares.
En octubre de 2019 se dio un paro que causó grandes pérdidas al país, pero que se podría catalogar como un fracaso, afortunadamente, porque las demás jornadas desestabilizadoras anunciadas para fechas determinadas, no se llegaron a efectivizar.
La crisis de inseguridad y el auge de criminalidad han ido en aumento, sin visos de solución. Como consecuencia de tales hechos, se presenta el descontento general, unos con actitud acusatoria tanto al régimen pasado, como al vigente. Sin embargo, nada de beneficio hay con simples acusaciones y conflictos entre el Pueblo, más bien, lo pertinente es exigir al Gobierno la búsqueda de la raíz del problema con celeridad para aplicar las estrategias de solución efectiva y definitiva.
Es en este punto, se necesita crear puentes entre todas las instituciones pertinentes con el fin de hacer las reformas necesarias en lo concerniente a la seguridad, cuyo objetivo sea el de alcanzar la paz y el bienestar general.

Nancy Morales, corresponsal en Imbabura.