Gracias a la alta composición de elementos abstractos como “el amor y el odio, la compasión y la comprensión”, se produce una cosmogonía multiversa, que ubica al ser humano dentro de una narrativa compleja, donde la trama de su humanidad depende del criterio de sus decisiones opuestas y contrapuestas en el campo de los símbolos y los signos, ya que el marco simbólico produce la conservación o transformación de lo que el hombre cree, con lo que se recrea y crea.
En síntesis: La calidad de vida depende del valor simbólico que se le asigne a las cosas materiales e inmateriales, para que generen significados y significantes que le den sentido a todo aquello que llamamos “vida”.