Causa un estupor horrible revivir la angustia de los enfermos que, viéndose impotentes para ser salvados, suplicaban inútilmente ayuda y no había como asistirlos. Sin oxigeno, medicinas, ni protección.
Qué bajeza tan grande es obligar a seres vulnerables y debilitados por el mortal COVID, a luchar contra dos enemigos adicionales: la pobreza y la corrupción.
A los deudos de los fallecidos aún se les retuerce el corazón porque corrieron la mala suerte de no ganarle la batalla al infame COVID, mientras tanto, en la mesa de los corruptos y especuladores se reparten hasta ahora los manjares de su delito.
Qué lastima da, que los corruptos le den a sus hijos algo comprado con el precio del dolor y la injusticia ajena. ¡Eso se paga, porque se paga!
Voz Ciudadana:
Priscilla Albornoz de Aviles
Fecha: 11/09/2020