
A las élites que controlan el Sistema Electoral Ecuatoriano les falta decencia de servicio y nobleza de caballeros, pero les sobran deseos de servir a quien los pone, y no dan transparencia al destino electoral ecuatoriano.
Lo de Manabí, “irrita el sentir nacional”,
el no aperturar las Urnas,
e inscribir tardíamente
a quienes con ellos pactan,
nos hacen vivir en una
“dictadura de Partidos”
donde no puede sobrevivir
quien no se acoge a las sacras órdenes
de los controladores del aparato electoral.
Por ello:
¿O abren las urnas?
¿O se acepta la auditoria cibernética?
o ¡Gane quien gane!
Son el resultado de una inmoralidad
basado en el “Art. 304
de La ley de las sapadas”:
en el Ecuador gana,
solo quien sabe con quién pactar.
TIRO