El Ecuador carece de una carta de navegación y de un sistema defensivo para su propia democracia. La democracia es hasta hoy un mero voto, y no aporta ciudadanía, y eso legitima liderazgos que siempre improvisan.
Estado y Ciudadanía, aún son una mera divagación que no logra construir una agenda para vivir en democracia, desarrollo económico y buena distribución de la biodiversidad que el Ecuador tiene como resorte fundamental y creador. Igual, aquí seguimos designando “Salvadores”, sin hacernos responsables de nuestra esencia, y solo entendiendo el voto como una obligación y no como una responsabilidad de acción.
La ciudadanía tiene que crear una genuina ética que haga funcionar el aparato estatal y social en forma eficiente, para ello, tenemos que con transparencia pasar de una democracia utópica, a una democracia en la cual cada ciudadano sea parte del ensayo diario de vida, para que la acción humana en forma democrática sea la que gobierne.