El siglo XXI, sin duda alguna es el siglo de cambios trascendentales para el ser humano. Es una época de mucha convulsión social, lleno de contrastes y contradicciones, millones de personas dan muestras de respeto por la vida, mientras otras tantas atentan contra la naturaleza.
En Ecuador, desde que se descubrió y se sustentó la economía del país en el petróleo, los problemas se fueron agudizando. Se generó plazas de trabajo, tanto, que personas de todo el país se lanzaron a la aventura especialmente en la amazonía. Muchas de esas personas eran campesinos que abandonaron sus tierras para alcanzar el sueño ecuatoriano. No importaba dejar familia, su lugar natal, con tal de ir en busca de trabajo en los campos petroleros. Sin embargo, con el tiempo ha vuelto la conciencia de tratar de revertir los daños causados por la despiadada explotación de la tierra y se vuelve a formas amigables de sustento.
La agricultura ha sido alterada por el uso y abuso de pesticidas. La Organización Mundial de la Salud reconoce que aunque el uso de los pesticidas está dirigido para proteger los cultivos de las diferentes plagas, a la vez resulta tóxico para la salud del ser humano la ingestión de los productos agrícolas tratados con dichos productos. Afortunadamente, en estos tiempos se ha despertado la conciencia en los pequeños agricultores que de a poco van abandonando el uso de pesticidas tóxicos y reemplazándolos con otros elaborados con los mismos productos agrícolas que producen, como una forma de contribuir a la recuperación del ecosistema.
Los productores de la Feria Agroecológica Francisco Calderón de Ibarra se han embarcado en la aventura de la tendencia ecológica en pro del bien de las familias imbabureñas. La feria se realiza los días lunes, miércoles y viernes en la Plaza Calderón a la que concurren agricultores de toda Imbabura. A decir de los participantes de esta feria, son los productores directos de los alimentos que venden al público, mismos que son cultivados y tratados con productos naturales durante la etapa de crecimiento.
Con el objetivo de atraer a los consumidores han re-adoptado formas de tratamiento del suelo y control de las plagas como los fertilizantes orgánicos. Los procedimientos habituales don sacar las semillas ellos mismos; abonado orgánico con pluma de pollo y majada de pollo, cuy, conejo, vaca, chancho; también utilizan los productos que no alcanzan a vender elaborando el compost, que consiste en la descomposición de tales elementos que se deja a la intemperie entre 6 meses a un año, transcurrido ese período se arrincona, se cierne y se coloca en cada planta.
Para contrarrestar las plagas elaboran plaguicidas naturales con biol, marco, ajo, leche, ortiga; cebolla y ají picado y licuado mezclado en agua, luego de cernido se coloca en la bomba para fumigar los sembríos, sin que signifiquen peligro en su consumo.

La feria, al inicio era de libre ingreso, pero actualmente se han conformado en Asociación. Los socios deben cumplir ciertos requisitos indispensables, el principal es vender los cultivos que siembren en su parcela, lo que es comprobado en las inspecciones y verificaciones que se les realiza; también tienen que asistir a las diferentes capacitaciones en manejo de tierra y del proceso de las siembras.
Dos mujeres productoras, María Lequenchama y Mary Borja comparten su experiencia en esta actividad desde hace cuatro años; manifiestan que las ventajas de la participación en la feria son muchas entre ellas es que en épocas pasadas lo producido en sus chacras solo era para consumo del hogar, porque no había espacio para la distribución y venta y en su mayor parte la producción se perdía, mientras que con este espacio ellas sacan su producción y con los recursos ganados aportan a la economía del hogar.
El día 3 de diciembre, aprovechando la época de adviento, los coordinadores de la feria, organizaron un concurso de adornos y arreglos navideños de cada stand de los productores participantes, con el fin de promover el espíritu navideño.
Nancy Morales, corresponsal en Imbabura.