
Perecerá siempre todo rechinar revolucionario, tratar al ciudadano como masa es un oprobio, sus heridas se abrirán bajo ese camino en forma infinita.
¡Tu carne pueblo! ¡No dejes que se vuelva tumulto! Depende de ti y no del poder que llegues a cimas trascendentes.
Es hora que no sacies tu sed entre aguas turbias, ya muchas veces has quedado palpitando enredado entre bilis ajena. Hoy, el ejercicio ciudadano es replegarse de ser masa.
El hombre allí frente a la ausencia de Dios, actúa, tiene la obligación de liberarse de toda pupila que congele su propio espíritu.
Inténtese entonces, ir por el mundo sin platónicos juegos, el hombre no puede velar las promesas que estiban los políticos ni los poderosos. Toca a cada quien crear y criar su magna o mínima floresta, de lo contrario, el inefable amor de un “super hombre” te seguirá haciendo habitar las cavernas de la desesperanza.
TIRO: 134