Cuando decimos que tenemos que SER, estamos hablando de acción, de movimiento, de la naturaleza fundamental de nuestra existencia. La calidad de nuestra existencia determinará la calidad de nuestra percepción, y la calidad de nuestra percepción determinará lo que sabemos y lo que no sabemos. Es así que, la acción es una consecuencia de esto, primero es la tierra, luego la semilla, luego el árbol, y después el fruto, y sobre ellos; influyen muchos factores internos y externos en su proceso de ser.
Los líderes del mundo, cuando tienen 45 años, están sofocados emocionalmente debido a su acción e inacción, o sufren dolencias físicas, desgaste psicológico, o algún tipo de pérdida espiritual y creen que es consecuencia de lo que están haciendo. Y esto, es porque están realizando su proceso con fuerza, si no se comprende el orden natural de las cosas en cuanto a cómo florece la vida. ¿Quieren primero la fruta antes que el árbol?
Esto involucra maneras forzadas de hacer las cosas, y hacer significa acción. La mayoría de las sociedades están pasando por esto, se han vuelto opulentos y esta idea de opulencia es porque les da alguna falsa opción. Esta es la amalgama de la opulencia que brinda una serie de opciones de estilo de vida. Después, viene la ideología, creencias y filosofías, podemos filosofar sobre una eternidad.
Pero, ¿se llegará a algún lado?. Si se observa profundamente este proceso, el mismo está asustando, la gente no sabe qué hacer, porque no se ha manejado lo fundamental. A todo esto, solo gana la competencia, y en la educación la competencia es lo fundamental, como no se modifica la competencia individual, lo que se está modificando es el deseo y a esto se le llama orientación, objetivos, ambición.
Se están modificando simplemente los deseos, o competencia seguida por el deseo. Modificar su competencia realmente significa cooperar y es algo que puede estar más allá del deseo. Se está perdiendo el bienestar, nadie puede dar a otra persona el bienestar excepto la misma persona, cuando una persona sufre, están sufriendo todas las criaturas del planeta, la naturaleza.
Esto es así, cuando alguien desea que otra persona le de bienestar, lo que está haciendo es poner la carreta antes que el caballo. Por tanto, no es primero saber HACER y después SER, primero se debe aprender a SER. Quien sabe como “ser” ya sea que trabaje en la Tierra o Marte, eso no importa, esté donde esté sabrá cómo “hacer”.
Abrir la puerta que nos lleva a un mundo de inteligencia y capacidad es todo lo que se puede hacer en la vida. Quien no lo ha hecho, solo ha estado perdiendo el tiempo en cosas que no lo lleva a ningún lado. Todo lo que dicen que hacen (arquitectos, abogados, ingenieros, médicos…) sin antes SER, no sirve de nada. Solo han alimentado su ego, su ambición, sus deseos.
Es que yo he salvado vidas, ¿cómo es posible que diga que no he hecho algo beneficioso para la humanidad?… Lo inconmensurable no se puede medir; poner las acciones buenas y malas en una balanza, para ganarse el cielo. Pues el resultado de eso ha sido en toda la historia de la humanidad una vida desastrosa.
¿Por qué?
Porque dentro de millones de personas hay un infierno, un caos. Si observan bien, sus deseos son más grandes que la competencia, y esto genera un estrés que crea incompetencia y se mueve al lado de sus deseos. Muchas personas se preguntan ¿seré mejor que alguien? La respuesta es NO, pero porque será lo que realmente es, y eso se llama bienestar.
La idea de bienestar no es hacer las cosas mejor que los demás, porque dentro de cada persona hay un genio que tiene la potencialidad de ser libre y único.
Sal de la canasta, no quieras solo estar encima de la canasta.
Edison Suárez, corresponsal en Sucumbíos.
