
Los Progresistas ilusionados e ilusionadores, aspiran una sociedad libre de todo vicio, y dotadas del perfeccionismo que genera su cerebro, “todo a imagen y semejanza de una única ideología; la suya”, esta suplantación de lo realmente real por onanismos y onirismos ideológicos se convierten en una serie de abstracciones divinas, que terminan, como sostenía Don José Ortega y Gasset, en su magistral Obra España invertebrada: “Siendo pueriles, ya que no basta que algo sea deseable para que sea realizable”.
Es así, como los sueños ideológicos se transforman en “fábricas de monstruosidades”, donde se piensa que se va rumbo al cielo, y lo que se ha hecho es aumentar la pendiente para caer más rápidamente en la profundidad del infierno.
Aquí estamos los seres humanos con sus vidas minúsculas, fabricando mundos inesperados, al fin de cuentas, como dijo creo que Sygmund Freud: “Sueño, luego existo”.
Tengámoslo claro, la sociedad jamás será perfecta, ya que está creada y diseñada para que se mueva en el Universo, donde las asincronías de billones de seres, configuran aleatoriamente los tiempos y los espacios, entre coherencias y otras múltiples incoherencias.
Corsi e recorsi, el cosmos sigue su marcha, la coexistencia platónica de la armonía es otro gran imposible, ya que los tiempos mutan, y el espacio se desplaza conteniendo nuevos referentes, materiales e inmateriales.
TIRO: 45