La humanidad ha perdido la mística de cuidar con sacrificio y celo sus campos, sus mares y su aire, más siente alegría al decir que el hombre ha evolucionado, ya que día a día este hace germinar el suelo y cosecha más los mares, pero ha tenido el hombre el menor reparo o empacho de preguntarse: ¿Hasta dónde puedo cosechar sin que se agoten los elementos que nutren nuestro ecosistema?

Amable lector, reflexione y pare de consumir.