El racismo es una forma de segregación de un sector de la población, basado en el color de la piel, la etnia, la cultura, el idioma, la religión, entre otros. Lo que otorga privilegios en otro sector de la población.
El racismo creció con el hombre y se remonta a tiempos ancestrales. Cito dos ejemplos: La esclavitud de millones de africanos por los europeos con la finalidad de obtener mano de obra barata. El holocausto, donde murieron aproximadamente 6 millones de judíos en nombre de la supremacía aria.
En los actuales momentos, el odio racial se convierte en un problema sin solución, a pesar de que los diferentes gobiernos democráticos vienen tomando medidas drásticas para evitarlo; es un problema que se renueva con el paso de los años.
El racismo y xenofobia deben ser desterrados de la mentalidad de los ciudadanos del mundo, crear leyes alternativas y drásticas así como también educación en la tolerancia. Entendiéndose por tolerancia el reconocimiento y la aceptación de las diferencias entre personas.
Aprender a escuchar a los demás, a comunicarse con ellos y entenderlos; es el reconocimiento de la diversidad cultural, es estar abierto a otras formas de pensar y a otras concepciones, es la apertura derivada del interés y de la curiosidad, así como el negarse a rechazar lo desconocido. Es el reconocimiento de que ninguna cultura, nación o religión tiene el monopolio del conocimiento o de la verdad, es una forma de libertad: “estar libres de prejuicios, libres de dogmas”.

La persona tolerante es dueña de sus opiniones y de su conducta. Es una actitud positiva hacia los demás, exenta de todo aire de superioridad (citado en Toscano, 2000: 173).
FABRICIO GUERRERO
CORRESPONSAL EN ESPAÑA