
Todos los días se inauguran caminos,
y el hombre tiene la oportunidad de hacer su propio mundo
y descubrir para sí una riqueza sinfónica o torpe.
Entre los lenguajes de las miserias o el enriquecimiento
está la vida, que nos ofrece o demanda todos los días
a que marchemos con simpleza por el mundo,
a veces con aliento heroico y otras con un poco de apatía,
sin embargo, debemos batallar creando horizontes,
apartando la neblina y elevando la mirada
en busca de una reorientación en el horizonte.
Así, todos los días plasmamos algún destino
lleno de esperanza o delirio, pero eso sí,
no olvidar que debe ser todos los días.
TIRO: 354