Continuando con la temática semanal relacionada a la pobreza, corresponde en esta ocasión tratar el tema del trabajo infantil. Para entender la problemática, la Convención sobre los Derechos del Niño, aprobada en 1989 y ratificada en Ecuador en 1990, junto a la OIT (Organización Internacional del Trabajo) y las Naciones Unidas, destacan la importancia del problema por las graves consecuencias que existen para la sociedad.
Es evidente la escasa atención fuera del ámbito académico, de los efectos a mediano plazo del trabajo infantil en los mercados laborales, pobreza, bienestar y desarrollo económico, así como en el desarrollo futuro de los niños y de las niñas, por la reproducción intergeneracional de la pobreza. Por lo que hay que destacar la situación de riesgo y vulnerabilidad al que están expuestos niños y niñas en estas condiciones, riesgos que pueden afectar de manera directa o indirecta en el corto o largo plazo al florecimiento de capacidades de adaptación individual y social de cada persona.
Se entiende el trabajo infantil como una respuesta inmediata a la carencia de recursos. El trabajo infantil canjea el beneficio inmediato con un beneficio a largo plazo. Ahora bien, la permanencia de este fenómeno puede ir más allá de la simple supervivencia y puede deberse a aspectos de índole cultural, lo que genera una discusión más allá de algo que se piensa sea meramente económico.

Para la Unicef, el trabajo infantil hace referencia a niños entre 5 y 14 años, que estén involucrados en actividades laborales. Por otro lado, la OIT considera en su normativa como los 14 años la edad mínima para trabajar, para países con economías y sistema educativos poco desarrollados, aunque otros la señalan en los 16 años. También señala a un rango de edad entre 13 y 15 años como una edad para trabajar, siempre y cuando no interfiera con la salud, la formación educativa. Como dato de interés, la edad límite para trabajar es los 12 años para los países en desarrollo, existiendo excepciones como las actividades artísticas, etc.
En el Ecuador, de acuerdo a la encuesta nacional ENTI, el trabajo infantil de niños menores a 15 años se ubica con mayor intensidad en las provincias de la sierra como Cotopaxi, Bolívar y Chimborazo, con una incidencia del 20% en niños y niñas. En Guayas, también se observa una importante presencia de trabajo infantil porque registra un 13% de la población infantil trabajadora a nivel nacional, lo que quiere decir que 1 de cada 10 niños, niñas y adolescentes entre 5 y 14 años se encuentra en esta provincia. Adicionalmente, Cotopaxi, Chimborazo y Azuay registran un 30% de la población infantil trabajadora.
En conclusión, el problema del trabajo infantil es algo complejo que requiere de profundización para conocer la causalidad, y dado su intensidad y condiciones como se vienen presentando las cosas se requiere una rápida atención en el orden de las políticas públicas.
Fabricio Freire Morán – Corresponsal en Guayaquil