El 17 de marzo de 2020, Galápagos cerró sus aeropuertos y sus puertas al turismo, al mismo tiempo, nos confinaron para protegernos de contagio. Nunca nos imaginamos lo que realmente era este virus, ni las consecuencias que traería para el mundo entero. Esto, era la paralización de toda clase de operaciones, aéreas, marítimas, terrestres, y de toda índole.
El Covid19, de pronto tenía al Ecuador sin saber para dónde agarrar, qué hacer y cómo saber si nos habíamos contagiado, o era dengue solamente. El personal médico y científico estaba desbordado sin saber cómo tratar este problema, mientras perdíamos a nuestros seres queridos y amigos.
Galápagos y su gente, depende casi en su totalidad, del ingreso de divisas por turismo, y al no tenerlo, se empezó a sentir la crisis económica, pero ahí, en ese momento de calamidad, salió a flote la solidaridad del galapagueño, ya que quien tenía convidaba al otro, empezó el trueque para intercambiar cosas y alimentos para así sobrellevar esta desesperación.
En medio de todo, parecía que el país carecía de un liderazgo para guiarlo, pero apareció una figura fresca, Otto Sonnenholzner, quien fue designado Vicepresidente de la República, de acuerdo a lo establecido en la ley.
Ante la incapacidad física del primer mandatario, Otto Sonnenholzner, enfrentó la crisis económica y sanitaria causada por el Covid19, aun a costa de su vida, esto inspiró a los ecuatorianos a cuidarse, a no bajar los brazos.

Es increíble, como la naturaleza se recuperó y está más exuberante que nunca; piqueros de patas azules por doquier, pingüinos de Galápagos pescando como nunca, las costas llenas de tortugas marinas, iguanas, albatros, entre otros; esto, debido a que las personas al estar encerradas dejamos de contaminar.
Esperemos que ya empiece la reactivación del turismo en las Islas Encantadas.
Fausto Rodríguez – Corresponsal de Galápagos