
Aunque muchos piensen que el termino ser “ahuevado” o no serlo, pudiera parecer un insulto, falta de educación, o simplemente creen que es parte de la jerga vulgar guayaca, solo es una muestra de que el ecuatoriano carece de la buena lectura y aún más allá, desconocen su propio vocabulario.
Y es que las críticas no se hacen esperar, si alguien lo dice, pudiera resultar que hasta lo miren por debajo del hombro, se echen hacia atrás, lo vean como si fuera una especie rara o de otro planeta. Pero resulta que, según el tesoro de los diccionarios históricos de la lengua española, el término “ahuevar” significa entre otras cosas, “atontar, azorar, acobardar”. Es decir, “yo no me acobardo” o “yo no me ahuevo” es lo mismo, y no hay porque sorprenderse.
En Ecuador, el verbo “ahuevar” saltó a fama en 1999 cuando León Febres Cordero, siendo alcalde de Guayaquil, en plena crisis bancaria, salió al balcón del palacio municipal y dijo “Yo no me ahuevo jamás”. 24 años después, el término vuelve a salir a la palestra, está vez de la boca del candidato a la presidencia Daniel Noboa, quien durante un discurso dijo “el hecho de que sea pacífico, no quiere decir que sea ahuevado”.
Noboa quien se disputa con Luisa González el sillón de Carondelet, respondió así ante la ola de críticas que inundan las redes sociales en su intento por golpear su candidatura. Una campaña de desprestigio que no ha demorado en relacionarlo con Febres Cordero, con Lasso, con Moreno y un sinfín que lo han puesto como trending de las redes sociales.
Entonces, si ya aprendió la lección, no se escandalice, no opine sino sabe, no se ahueve y pregunte. Pues, “un ahuevado más” o “un ahuevado menos”, es simplemente un cobarde con huevos.