Ya llevamos aproximadamente 40 años eligiendo presidentes y ninguno
hasta la fecha ha establecido bases para el desarrollo del país.
Todos ofrecen, pero aplican esa máxima popular: “Yo te ofrezco, mira quién te de”.
El Presidente que gana las elecciones llega a Carondelet y encuentra la Administración del Estado en crisis, en lo económico, social, político, de Seguridad, etc. Y ahí, nuevamente inicia el círculo vicioso, ¿cuál es?, el nuevo endeudamiento con las multilaterales, con los chinos, etc.

Posteriormente estas entidades exigen la contraparte, y el Presidente debe hablar con la Asamblea, para aprobar leyes pertinentes.
Aquí comienzan “las negociaciones, los amarres”, más los mandantes siguen a la espera de las múltiples atenciones que jamás llegan.
A reglón seguido, el pueblo sale a las calles a protestar porque el
gobierno no atiende a sus necesidades, con esa muletilla se pasan los
cuatro años, y seguimos esperando.
La noticias más difundidas del 23 de febrero del 2021 fue: “Amotinamiento en las cárceles del Ecuador”.
El principal deber del Presidente elegido es construir las bases para el desarrollo del país, pero lamentablemente esto no sucede, en esto jamás se fijan los
mandatarios.
Tantos dólares que el Estado invierte en las cárceles, pero no contratan un gerente profesional para su administración, sino que ponen a un “compañero del partido”.
Los sentenciados en firme deberían laborar en agricultura, mecánica, carpintería, cerrajería, para que descuenten los gastos en alimentación, en seguridad, en enfermería, en vestuario, y el saldo les serviría para cubrir las necesidades de su hogar.
También debería incentivar a los PPL a estudiar, la modalidad “a distancia” sería la más adecuada.
Antonio Lima
Corresponsal en Durán