Hablando y escribiendo sobre ésta; “nuestra especie humana”, a lo largo de su historia se ha establecido una composición humana donde a veces es una “especie elevada” y otras, una “especie de grandes flaquezas y bajezas”, pero es en esa dinámica de perfección e imperfección que el ser humano crea como un Dios, o destruye como una brutal bestia.
Esta dualidad, con sus múltiples osadías, lo ha llevado a construir de todo, pero nunca ha logrado, y tiene seguramente muy pocas probabilidades de ser una sola familia universal, es decir; “de todos los pueblos en el planeta”. La pregunta es: ¿Por qué?
Quizás, porque la razón no es su norte, sino su eterna vanidad mono sapiente.