Los avispados políticos derriban todo lo que es elevado: La fe, la esperanza, el trabajo y el bien común, en tanto las abejas laboriosas siguen trabajando en silencio para generar una colmena nutritiva, sin necesidad de contar cuentos de hadas que terminen generando en tragicomedia.
Los ademanes revolucionarios han recargado nuestra historia de días festivos que solo sirven para festejar y hacer pachangas, pero que realmente no representan un hito de significativo cambio. Algunos dicen que los hombres que no modifican su visión son como una manada de águilas ciegas; engendran una fuerza estúpida.
¿Qué posibilidades tenemos de efectivamente cambiar para lograr evolucionar?
Tal vez, esto suene sencillo o lejano, pero hay que dejar de hacer aspavientos políticos y esforzarnos por resultados reales, de trabajo en la construcción de una evolución, sin más brincos histéricos de Izquierdas o Derechas que terminan en sonsos pedaleos y arrebatos.
El Ecuador es campeón mundial en abrir las puertas del infierno y hacer destellar rayos y centellas, y como estamos llenos de paja nos terminamos siempre quemando. En nombre del pueblo se pronuncian frases felices que hacen malgastar la vida en puras construcciones circenses.
Amables lectores, se acaban los días, no dejemos que como a zoquetes, nos sigan insultando nuestra intangible memoria e inteligencia.