Yuibug, está ubicada en la provincia Chimborazo, su única escuela está abandonada desde 1999, su única calle luce gris. El poblado se quedó en silencio, todos se marcharon porque el volcán Tungurahua despertó de su centenario letargo. Nadie creería que Yuibug fue un poblado donde vivieron 50 familias dedicadas a la agricultura y la ganadería. En este lugar nací y crecí.
También emigraron muchas familias de las parroquias vecinas y de las comunidades El Manzano, Choglontús, Pungal de Puela, Chacauco, Pondoa y Juive Grande. La furia del volcán fue la causa de estos desplazamientos.

La escuela también fue cerrada porque los 30 niños que asistían se fueron con sus padres. La profesora era de Baños, y también se alejó. Todos se fueron por temor a los cañonazos y bramidos. Ahora, el techo de la escuela se cae a pedazos por el peso de la ceniza convertida en piedra. Las tres aulas son el depósito de pupitres arrumados, polvo, restos de ventanales quebrados por los sismos.
En dirección al volcán hay varias casas de madera y cemento que están vacías. Pero en la parte más alta, entre los árboles de eucalipto, está la casa de María Poaquiza, quien vive en Riobamba pero viaja todos los días para cuidar sus dos vacas y los maizales.

El fantasma de la soledad que perseguía a Puela, ubicada a 20 minutos en carro, yendo por la vía Baños-Penipe empieza a dar luz de reactivación, sus habitantes de a poco están regresando a ocupar estas prósperas tierras. La finca de nuestra familia luce linda, se siente la buena energía de la Pachamama, volvimos a hablarle a la mama Tungurahua.
Fausto Rodríguez – Corresponsal en Galápagos.